domingo, 24 de diciembre de 2006

Creer en el Viejo Pascuero ayuda a crecer

Artículo del Mercurio - 23 Dic 2006
por: Paula Leighton N.

Su figura aporta al desarrollo emocional de los niños y permite entender conceptos abstractos, como solidaridad y generosidad.
Héctor Espoz (6 años) afirma con convicción que el Viejito Pascuero "vive en el Polo Sur... en un iglú". En estos días ha estado vuelto loco fabricando juguetes, pero afortunadamente "cuando se cansa, lo ayudan los enanitos y su esposa", dice Valentina Núñez (4 años).
Aunque no lo sepan, a los niños que esperan con ansias que mañana llegue el Viejito Pascuero, este bondadoso hombre de barba blanca les trae mucho más que una muñeca o un triciclo.
Según expertos, creer en él marca una fase crucial en el desarrollo infantil, específicamente en el período en que están en proceso de diferenciar lo real de lo imaginario.
Justamente por eso, los seguidores más acérrimos del Viejito Pascuero tienen entre 3 y 6 años, edad en que el mundo infantil está poblado de juego simbólico, amigos imaginarios y una extendida creencia en la magia y los seres con poderes fantásticos.
Al borde de lo realJacqueline Woolley, psicóloga de la U. de Texas, estudió en 2004 la percepción de 60 niños de 3 a 5 años respecto de seres imaginarios y reales, incluyendo hadas, dragones, el Viejo Pascuero, payasos y dinosaurios.
Aunque la mayoría acertaba al reconocer a Superman o los dragones como ficticios, en los tres grupos de edad primaban los niños que estaban convencidos de que el Viejo Pascuero y el Conejo de Pascua eran reales (ver infografía). Lo anterior, dice el estudio, se debe a que estos personajes "cuentan con el mayor respaldo de parte de los padres y la sociedad, que instan a los niños a creer en ellos".
Para los niños él es un humano, aunque saben que posee capacidades sobrenaturales. "Él estaría en una zona intermedia, que permite a los niños ir construyendo la frontera entre lo real y lo imaginario".En ese proceso, los niños van también haciendo un aprendizaje. "El Viejo Pascuero es una figura importante, porque hace varias cosas a las que no estamos muy acostumbrados los papás de ahora: enseña que hay que hacer méritos para lograr algo, contribuye a cultivar la tolerancia a la frustración y ayuda a que el niño aprenda a postergar las gratificaciones", destaca la psicóloga y docente de la U. Bolivariana, Tania Stegmann.
Para Ximena Santa Cruz, psicóloga de familia, alimentar el mito del Viejito Pascuero "contribuye a fomentar en el niño la capacidad de creer en algo trascendente, representado por un viejo sabio y bondadoso, que es una especie de conciencia que todo lo ve y que hace sentir que hay algo mágico en el mundo".El fin del mito"Empezar a integrar conceptos abstractos, como el ser generoso, ayudar a los demás y ser solidario, son valores que también pueden transmitirse a los niños pequeños a través del Pascuero", señala la psicóloga Ana María Rodríguez Conca, docente de la U. de los Andes.Esto, señala, debido a que el pensamiento de los niños pequeños es concreto, por lo que esos conceptos abstractos se pueden ir integrando de manera más clara al asociarlos a figuras 'reales', como la del barbudo anciano que ellos pueden identificar con un abuelo cariñoso.Para la familia, seguir el rito de la Navidad y guardar la magia del Viejito es también una experiencia mágica que da un encanto especial a estas fechas.
Por eso, dejar de creer en él es un hito que suele provocar más desilusión a los padres que a los niños que lo viven. Esto ocurre a partir de los seis años y la primera señal es que empiezan a hacer preguntas, intentando llenar las inconsistencias de un relato en que hasta ese momento se explicaban echando mano a la fantasía o la magia, dice la psicóloga infantil Alejandra Villa. "Cuando los niños preguntan, los papás suelen complicarse, ya sea porque no quieren mentirles o porque tratan de que no se rompa la ilusión. Para evitarlo, yo aconsejo que le devuelvan la pregunta, con un '¿tú que crees?'".Los niños siempre tienen una explicación. Al expresarla, pueden concluir que existe o que no, pero si no lo descubren ese año, seguro lo harán al siguiente."Para los papás este momento es fuerte, porque implica que el niño empieza a perder la inocencia y conlleva una reestructuración del rito navideño a nivel familiar", dice la experta.
Sin embargo, destaca que es importante que los padres no fuercen la fantasía, porque pueden invertirse los roles "y el niño termina por fingir que cree, para así no desilusionar a sus papás".
Un mágico encuentro Durante un viaje al norte de Suecia, el escritor de cuentos infantiles Mario Salazar viajaba por una nevada carretera cuando vio un cartel que anunciaba "Al Taller del Viejo Pascuero". Temblando de emoción, Mario llegó hasta una casa, donde una veintena de personas fabricaba juguetes. A la cabeza había "un hombre muy distinto al abuelo de rojo que todos conocemos. Tendría unos 70 años, alto y de cabellos blancos". Él le contó cómo llegó a convertirse en el Viejo Pascuero y en qué consiste el trabajo que realiza hace décadas con sus ayudantes.
Lea su relato en www.emol.com/noticias/documentos/index.asp.

1 comentario:

Unknown dijo...

excelente el articulo, me ayudo para hacer un debate, mi grupo esta a favor que los niños crean :)
Gracias!